La participación en la Asamblea

El poder de decisión sobre las políticas de gestión del consorcio reside en la Asamblea de co-propietarios, al momento de votar una propuesta, aceptar o rechazar un balance y confirmar o revocar el contrato del administrador por un nuevo período.

La participación es una vía institucional formal en el marco del Reglamento, pero debe ser alentada con la práctica de actitudes cotidianas que implique un protagonismo real. Es sobre estas actitudes de los co-propietarios y los formalismos necesarios a la hora de participar institucionalmente que queremos llamar la atención en el presente artículo, señalando algunas premisas importantes a observar.

La buena práctica en la Asamblea

Vamos a enunciar y comentar algunos aspectos importantes para participar protagonizando con orden y máximo aprovechamiento del tiempo en la Asamblea. Es de buena práctica:

  1. Conocer los deberes y derechos del copropietario leyendo el Reglamento Interno del consorcio. Es una dura realidad que muy pocos vecinos de la PH tienen a mano ese documento básico y algunos jamás lo han leído.
  2. Leer con anticipación la minuta del orden del día de la Asamblea. Esa minuta debe llegar con varios días de antelación a manos del propietario y es enviada por el Administrador. Su atenta lectura facilita el planteamiento ordenado de las opiniones y posturas que habremos de llevar a la reunión.
  3. Evaluar la importancia de los temas a tratar en función del interés propio y del interés común del consorcio. Por ejemplo, si me interesa que se pongan macetas con plantas en el hall de entrada, deberé pensar la forma de interesar a mis vecinos, explicando las razones que motivan mi sugerencia. Darle un orden de importancia personal a cada tema nos facilitará después un equilibrio participativo. Seguramente habré de participar con mayor énfasis en aquellos temas que a mi juicio resulten más importantes para mis intereses, sin descuidar aquellos que aunque me resulten más lejanos puedan afectar el interés general del edificio.
  4. Respetar la puntualidad horaria de inicio de la Asamblea. Este aspecto no sólo remite a una cuestión de respeto a mis vecinos, sino que hará más fluido el desarrollo de la reunión. Al llegar tarde, suele ser frecuente que se reiteren cuestiones o preguntas ya tratadas al inicio.
  5. Si se piensa de antemano proponer mociones urgentes o tratamientos de temas que no están contemplados en el orden del día, -pero que se consideren impostergables-, es recomendable plantear la cuestión "de excepción" antes del comienzo del tratamiento de los puntos previstos, a fin de que el presidente consulte la pertinencia de la propuesta con el resto de los participantes. Por ejemplo: "Sr. Presidente quisiera que hoy mismo pueda resolverse el tema de la basura que siempre está tirada en la vereda. Solicito que el tema se trate al final de esta Asamblea"
  6. Solicitar y obtener siempre la palabra antes de intervenir. Observar esta premisa es un aporte importante para ordenar la secuencia del debate y facilitar el desarrollo de las ideas de cada uno. Siempre hay que intervenir en sintonía con la coherencia de los planteos que anteceden a mi intervención. A veces las personas intervienen desde una actitud de aislamiento emocional, sin ubicarse en el contexto de lo que se discute.
  7. Dirigirse siempre a la presidencia cuando se interviene. Esta actitud adecuada refuerza el necesario rol del coordinador de la asamblea. Así se evitará que la superposición de opiniones o inquietudes convierta la reunión en un caos, desmotivando a quienes permanecen al margen de la eventual polémica.
  8. Evitar dialogar entre los participantes y no interrumpir al asambleísta en el uso de la palabra, ya que esto último es una cuestión elemental del respeto por el otro. Este comportamiento prolijo tiende a evitar discusiones cruzadas y diálogos limitados a dos personas, ya que en general esta situación no aporta claridad a la conversación colectiva.
  9. Ser claro y conciso en la ponencia. Para lograrlo es recomendable pensar antes de intervenir verbalmente. Anticipar lo que se va a decir o proponer, pensando lo esencial del asunto que se pretende trasmitir a los presentes y omitiendo lo que no suma o pueda desviar la cuestión central. Es importante fundamentar las propuestas y mostrar los posibles beneficios comunes e ir a la esencia de los problemas y no quedarse en la superficie. Si se concluye el parlamento con una moción, concretarla en términos sencillos y operativos para someterla a votación -siempre que sea posible- con un formato centrado en la positiva. Por ejemplo: "¿Quiénes están de acuerdo en colocar una luz nueva en el palier?" Antes que "¿Quiénes no están de acuerdo en colocar una luz?", etc.
  10. Aprender a negociar. No discutir aferrado en "posiciones" sino evaluar coincidencias o divergencias de "intereses". Por lo general las personas discuten a partir de confrontar posiciones, (tipo blanco-negro) por ejemplo en términos de "dejar la luz del pasillo encendida" o "dejarla apagada", etc, cuando es necesario hablar sobre el valor que subyace al tema, por ejemplo, en este caso, la seguridad del edificio y buscar soluciones de consenso, analizando todos los pro y los contra. Por ejemplo la relación costo-beneficio, etc.
  11. No personalizar los temas, ni los ejemplos, salvo -va de suyo- cuando se esté tratando la situación concreta de un consorcista. Tratar los temas de forma impersonal y genérica evita actitudes defensivas de quienes pueden sentirse aludidos y eventualmente ofendidos, lo que derivará en un conflicto adicional, postergando el tema tratado. Por ejemplo si el tema es el horario para sacar la basura, proponer: "Es muy importante que todos acordemos sacar la basura después de las 20" es más efectivo que decir. "¡No puede ser que la del séptimo saque la basura a cualquier hora! Tenemos que sacarla después de las 20".
  12. Plantear siempre cuestiones pertinentes a lo que se discute o evalúa en un momento dado, y no distraer el curso de la asamblea con temas periféricos o anécdotas inconducentes. Si se habla por ejemplo sobre el impacto en gastos comunes de un nuevo gravamen estatal, es improcedente comenzar con un discurso de crítica a las políticas del gobierno, etc., ya que tal actitud generaría una polémica ideológica innecesaria.
  13. Buscar siempre coincidencias de inicio para recién después evaluar las posibles discrepancias que pudieren surgir, evitando la costumbre de plantear los problemas como dilemas excluyentes del tipo "bueno-malo" "blanco-negro" y orientarse a buscar consensos a través de la negociación de posturas encontradas. Esta recomendación refuerza lo dicho en el punto 10. Plantear coincidencias de comienzo ayuda a disminuir los prejuicios y los distanciamientos surgidos del malestar provocado por la primera idea propuesta que no coincida con la nuestra. No olvidemos que los comportamientos personales están sujetos en gran parte a las presiones emocionales, que limitan nuestras capacidades racionales, a veces en contra de nuestros propios intereses a largo plazo.
  14. Respetar las resoluciones votadas por mayoría. Esto no necesita mayor explicación, siendo profesión de fe democrática. En caso de que una resolución resultara arbitraria y contraria a derecho, afectara algún derecho personalísimo o el buen nombre y honor de un vecino, siempre se podrá recurrir en última instancia a las vías de apelación legal que la Justicia pone a disposición del ciudadano, en este caso en calidad de consorcista afectado.

Por el Lic. Alberto Farías, Consultor organizacional en RRHH

Alfarias Consultor MDP, en Revista "Cámara de Administradores de Propiedad Horizontal" Ene-Feb 2008